Llega sobre el horizonte dorado
los minutos sobre momentos de luz,
sólo momentos.
A veces la noche niega con la oscuridad
la realidad más amarga, la distancia.
La piel apaña todos los recuerdos
busca entre la mente todas las caricias
y hasta tu aroma parece húmedo
sobre mi piel, cada noche.
Me voy con nuestro último beso
mis labios agonizan un instante,
asomados al vacío del mundo
cuando tu boca no está cerca.
Cae la noche sin piedad
sobre el altar de mi cuerpo.
Sobre las huellas que dejaste
peleo con la madrugada callada,
quiere borrar tus movimientos
los que todavía acunan mis caderas.
Mis dedos como redes del mar
recorren mis piernas y mi piel,
son el eco de tus susurros
el estribillo de tu canción sobre mi.
La luz ya no está en el horizonte,
sólo momentos
y llegarás de nuevo
con tu luz.
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