jueves, 11 de junio de 2015

Desde los elementos




Soy del mundo en cada momento que existo.
En cada amante que toco, sigo siendo del mundo.
En cada beso que vierto soy del mundo.
En cada susurro en tu cuello, soy del mundo.
En cada abrazo que descanso soy del mundo.

Cada vez que recorres mi cuerpo con tus besos.
Cuando tus manos aprietan mi cintura, 
dibujan mi espalda durante tu orgasmo.
Cuando mis piernas enredan tu ímpetu
así cuando entras en mi cuerpo de fuego
soy del mundo y no tuya.

Cuando beso tu boca como moribunda
en busca aire para mis pulmones.
Cuando mi lengua recorre tu boca
como el loco busca respuestas sin preguntas.
Cuando mis labios susurran entre los besos
que soy tuya, no, soy del mundo.

Cuando bebes tu sudor en mi cuerpo, 
el olor de mi piel entre tus poros. 
Te mojas los dedos en la oquedad 
en la cueva de mis caderas errantes.
La madre consumada sigue siendo niña.
Sigo siendo sólo del mundo.

Cuanto abres la cruz de tus brazos, 
en ellos amo, vivo, lloro, muero y revivo.
Aprietas los miedos que sucumben 
se retuercen, se revelan, pero no pueden a ti.
Cuando llego a tus brazos mi amor, 
tú eres el mundo y entonces soy tuya.



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