martes, 17 de febrero de 2015

No tocar por amor




Recuerdas aquella tarde humeante de café.
Te hablaba y te admiraba y te temblaba.
Me atusaste el pelo, casi no me tocaste.
Temías romperme, difuminar la sonrisa
entre los rayos del sol en la ventana.

Mientras hablabas como lo hace el viento.
Yo contaba los años que nos separaba.
Imaginaba, viajaba hasta el hueco de tus sueños
dónde tú también me amabas.
La mesita de aquel pequeño café
atalaya de impotencias.

Recuerdas al despedirte, me besaste.
Aquella tarde el sol plañía.
Yo también, igual que tú.



La adolescencia literaria a veces es tan soñadora.

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