
No sé qué hacer con unas manos que no encuentro.
A veces en silencio me sorprendo caminando.
Miro a mi alrededor me siento tan pequeña,
por unas pisadas que repito cada día.
Que por no tener no tienen ni destino.
Te recuerdo a veces, cada vez que lo hago.
Descubro unas imágenes, tu rostro.
Está más difuminado en el tiempo.
A veces me conmueve como te transformas
en niebla marinera que cabalga veloz sobre el mar.
Y camino, y camino buscando el lugar dónde te encontré.
Ese lugar estaba en los actos de mis manos.
Mientras camino.
Mientras suspiro
y lloro,
me retuerzo,
me calmo.
Mi expresión es un bosquejo de sonrisa.
Y mis manos,
mis manos ya están vacías.