
Quiero hacer un homenaje a estas torres que desde el primero en el siglo III a.C. en Alejandría han evitado mayores desgracias a las personas que han trabajado en el mar, a los viajeros, ...
Algunos se ven envueltos en leyendas negras y se les atañe a la muerte, sobretodo los ubicados en lugares azotados por fuertes tempestades (Faros de la Costa de Muerte en Galicia).
Todos sabemos que estas magníficas señales en la noche, ayudaron a restar las leyendas malditas.
El faro es algo que representa mucho el espíritu de mi vida interior. Siempre hallé una luz que me cuidó de perderme en mis propias oscuridades, casi siempre han venido de mano de personas que la vida puso en mi camino, llenaron de esplendor mis pasos, para ser lo soy.
Algunas de esas personas no las volví a ver más y otras no están ya entre nosostros. Desde aquí este homenaje va para esos "faros" de mi vida que han sabido reir y llorar a mi lado para llenar de luz mi paseo existencial.
Mi amor por esas luces hacia donde van mis propias derivas.
Luces que respetan mi camino y lejos de dilatar mi equipaje, quedan en el mismo lugar donde los encontré, se convierten en esa referencia del pasado, recordándome por donde no debo volver a pasar. Dejando ese testigo para no volver a tropezar y dándome la confianza en que otros faros siguen esperando.
Mi confianza y mi amor a todás las personas leales como faros, nos alumbran y nos cuidan de no zozobrar. No cerreis los ojos, ellos brillan más que las estrellas.
Un beso a tod@s con todo mi cariño.
Lola Padilla.