Cuando me enseñaste a descifrar
cada marca de mi piel,
cuando pusiste tus manos
en todos mis miedos.
Cuando aprendí a limpiar mi cuerpo
con tus besos y tu piel.
Sin pasados ni golpes,
y te amé.
Cuando viajé por tus poros
soplando el viento de la vida.
Cuando mis senos eran
errantes, los haces de tu noche.
Cuando tu música,
me despertó lejos de todo.
Mi casa huele a ti.
Cuando la tierra me pidió
seguir los pulsados del corazón,
aferradas sus manos a mi piel,
desbroce de montañas en el hombre.
Cuando mi latido tocó el silencio
entre tus raíces de escalas.
El susurro del mundo,
fue la música de mi corazón.